Caza menor

INTRODUCCIÓN

En este a aportado nos centraremos en todo lo relacionado con la caza menor


La agricultura y la sequía joden la caza menor 

   Perdiz

      -Un estudio en profundidad de una especie, no es un conteo. Es más, ni siquiera es el promedio de varios conteos en las mismas coordenadas durante años. Un estudio en profundidad depende de los conteos, claro está, pero como herramientas de verificación, nada más. Un estudio requiere una base de datos histórica de la meteorología habida en un determinado periodo en las coordenadas a estudiar, de las siembras habidas así como de los fitosanitarios utilizados, de la presión depredadora y furtiva, de la presión cinegética, de la topografía del terreno y sus alteraciones en las cuencas fluviales a las que pertenezca, del análisis veterinario de las especies así como de la posible mixturación proveniente de los cotos de al lado, de los molinos eólicos instalados, etc. En definitiva, hay que hacer lo que no se hace y tener en cuenta que los depredadores no sólo son: córvidos y zorros. No. Depredan mucho más las cigüeñas, las garzas, garcillas, garcetas, gatos y gaviotas, entre otros muchos depredadores tales como el implacable jabalí, todos ellos son de lo más sanguinario que he podido comprobar. El meloncillo avanza y pronto llegará a Irún, ya lo verán. Resumiendo: los depredadores protegidos depredan muchísimo más que los depredadores desprotegidos. Y a la vista de todo lo antes expuesto, se elaborará la capacidad de extracción recomendada del coto. Una capacidad de extracción de todas las especies, pues si se hace sólo de una, es un plan mal concebido y peor instrumentado. Es como si se tratara de un gallinero al aire libre de los muchos que he visto. Hay quienes se dejan la vida y la hacienda en criar perdices de las de verdad o en mantener el número ideal en su lugar de origen. Pero hay otros que hacen fortuna del infortunio venatorio, respaldados por las más altas magistraturas o exmagistraturas con mando en plaza. Recuerdo como el año pasado todos los medios decían que la perdiz había criado muy bien. Y yo no digo ni dije que no, pero si hay pocas, por mucho que críen seguirá habiendo pocas, ¿o no? Miren ustedes, el año pasado se levantó la veda con un calor veraniego que no las había dado tiempo a mudar a las perdices como corresponde a la época. Se abatieron muchas los primeros días y al final de la temporada todos eran lamentos y quebrantos. ¿Qué esperaban? Esas perdices, dado el calor y la poca  humedad del pasado otoño e invierno se emparejaron pronto rompiendo algunas pares y otras conservándoles todavía sin haber puesto los huevos. Pues si el año pasado fue buena la cría, este año doy fe de que, después de patearme el campo a conciencia, he encontrado varios huevos perdidos y pocos nidos, sobre todo donde ha habido quemas así como donde había y sigue habiendo topillos y la sequía es alarmante por muchos parches que se pongan después del burro muerto. ¿Quién contará a los agricultores que, muchos de ellos se van a arruinar este año, pues yo calculo que sólo un 15% tiene seguro según noticias aparecidas en diferentes medios. ¿Aquellos que expoliaron hace años la perdiz autóctona mediante matanzas bárbaras, o sus herederos, van a restituir lo robado con saña y mala entraña?
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    -Codorniz

         -Ya han subido las primeras codornices al tercio noreste Peninsular donde la sequía, con serlo, no es tan severa como en el resto de España. ¿Se quedarán? La codorniz requiere lugares donde poder ocultar el nido, frescor (por eso suele abundar en las zonas de vega), hierbas silvestres y sus frutos para comer y mantener la salud adecuada, sobre todo durante el periodo de incubación. Cuando sacan los pollos del huevo, estos necesitan insectos tales como las hormigas, saltamontes y -cómo no- una variedad de semillas de las cuales los tratamientos fitosanitarios les privan no envenenan. Si el cereal se riega, la codorniz no nidifica en el terreno, y si luego se lleva a cabo su recolección durante día y noche sin descanso privándoles hasta de la paja, ahí no se quedan debido a que se marchan o las matan las máquinas. Además, como este año habrá poca paja, la cuchilla de las cosechadoras irá rozando tierra salvo en terrenos de piedras y cascajos. Resumiendo, con las linderas quemadas en Castilla y León por los topillos y con el cereal bajo en toda España, las codornices son presas fáciles de los depredadores alados y con pelo. Y lo son tanto ellas, como sus nidos y más sus pollos. Es muy simple el porqué: pues porque no tiene cobertura vegetal. Venir, han venido, pero yo pocas he levantado y no he visto ningún nido salvo de las pocas aláudidas que también han sufrido un bajón mayor que el del sisón. Cuando ya no haya remedio, las declararan Aves del Año, ¡faltaría más! No obstante, si quieren fotografiarles o verles a los citados sisones, dense una vuelta por los alrededores de las Lagunas de Villafáfila  y otros magníficos humedales castellanos. Lugares muy bien cuidados por el celo profesional del personal de las “subsubcontratas” (para algunos lugares me falta un “sub” más, o dos) más que por una administración que sólo saca la biodiversidad del cajón cuando les llega la hora del figureo y de los viajes a cuenta ajena.
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Torcaces a mansalva para la próxima media veda

La torcaz quizás sea el ave que más crece en toda su área de dispersión, pero este año, nadie sabe debido a qué, se han quedado sin migrar en España más torcaces que en años anteriores.
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Bando con distintos tipos de palomas.
Las torcaces resolverán la carencia de otras aves durante la media veda que ya se va acercando
Lo que no quiere decir que en la general no les dé por migrar junto a las que vienen en octubre/noviembre y dejarnos a todos con un palmo de narices para irse a las dehesas ibéricas o a África. ¡A saber! No sería la primera vez. Pero como son tantas palomas torcaces, siempre quedan aquerenciadas muchas más de las que la gente se imagina. Lo que ocurre es que las micromigraciones dentro de la Península no están estudiadas y mucho menos las miles y miles que en su época o fuera de su época migran de África a la Península y viceversa. Tengo pendiente una visita a Ceuta y otra a Melilla para tratar el tema con unos técnicos de Obimasa (empresa adjudicataria del medio ambiente en Ceuta). Unos técnicos fenomenales y muy comprometidos profesionalmente que me suelen dar datos desperdigados aun cuando sé que los tienen bien reglados. Aquí sabemos un poco del paso, cómo se las caza con cimbeles en la dehesa y, por desgracia, cómo se las mata en los dormideros si comen muchas bellotas y se las quitan a los cerdos. En España no se entiende que en épocas tales como ésta no se pueden limitar los estudios (bajo ningún concepto) a legislaturas políticas. Son estudios plurianuales intervenidos por los entes oficiales tanto en su adjudicación como en su continuidad y veracidad de los resultados. Tenemos unas empresas adjudicatarias muy mal acostumbradas.
Cada año se quedan más torcaces a criar en toda España, y crían tanto en el campo como en las ciudades, si bien es cierto que en ciertas ciudades como Palencia, Valladolid, Zaragoza, Huesca, etc. han llegado a ser casi plaga y en otras ciudades, como por ejemplo las de Cataluña, ya se están combatiendo mediante soluciones alimenticias con anticonceptivos que pueden afectar a otras especies. Cosa que no me parece de recibo, ya que se les puede forzar a una migración no deseada por ellas, pero sí por los damnificados. También se les puede obligar a que se vayan con la música a otra parte.
Ahora están criando en los parques y avenidas capitalinas arboladas donde no les falta comida para alimentarse o para curarse. Pero si les falta o se enteran de que en un radio de 25 kilómetros han sembrado y están en su punto lentejas, yeros, guisantes, titos, girasoles, chochos, maíces y otras semillas que les chiflan, allá van en bandadas que da gusto verlas, si bien es cierto que el agricultor se acuerda de la madre que las parió. Y ni les cuento lo que dicen los ganaderos de porcino cuando se zampan las bellotas de la dehesa española, aunque es cierto que primero prefieren las de la dehesa portuguesa habida cuenta de que estas últimas son de alcornoque, mientras que las de España son de roble o de encina. No me olvido del acebuche, pero es que estoy escribiendo sobre cómo está el campo ahora en lo que a especies cinegéticas se refiere.
Sin lugar a dudas, las torcaces resolverán la carencia de otras aves durante la media veda que ya se va acercando. Lo que nos tiene a todos preocupados es cómo han aprendido a no ser cazadas en los pasos tradicionales. Tanto es así que en el noreste español (un lugar de larga tradición), más de un 90% de los puestos de pasa son meramente testimoniales.


Paloma silvestres

Las palomas silvestres puras existen en cantidad considerable y son plaga en España en numerosas ciudades. Plagas e incluso abundancias que se combaten con todo lo habido y por haber, pues de muchas ciudades pretenden erradicarlas. Las palomas silvestres se han mezclado con palomas que los iluminados munícipes trajeron de sabe Dios dónde e incluso los particulares soltaron sin considerar el daño que estaban haciendo al mixturarse las silvestres con las denominadas vulgarmente “mansas” cuyo colorido y variedad es cada año más extenso, variado y feo.

El resultado de lo antes comentado es que nos encontramos en las ciudades palomas mixturadas que racialmente no valen para nada y los ciudadanos no protestan cuando se hacen verdaderas redadas para luego sacrificarlas sin llevar a cabo un análisis racial que pudiera nutrir otros lugares tales como los famosos y preciosos palomares de Castilla y León. Vestigios románicos que se están cayendo y aun cuando mucho se ha escrito sobre la ruta de los palomares y temas por el estilo, el asunto se ha quedado en cuatro palomares restaurados y una gran cantidad de ellos que vuelven a su matriz, o sea, la tierra.

No obstante, en toda España me he encontrado palomas silvestres sin mixturar que anidan en los huecos de las costas (mediterráneas, fundamentalmente). En los cortaos del campo donde anidan los abejarucos, en casas de campo deshabitadas y en muchos pueblos, pero en los pueblos suele ocurrirles lo mismo que en las ciudades donde se mixturan con otras denominadas “mansas”.

De todas las maneras, los cazadores de una determina edad, comodidad o faltos de coto de caza, suelen cazarlas salvando las zonas de seguridad y esperándolas en las fincas sembradas de lo que les gusta. Y se da el caso de que en esa espera prohibida en muchas autonomías, se encuentran zuritas y hasta torcaces. Es más, no es raro ver bandos de zuritas, torcaces y silvestres juntos en excursiones fuera de las ciudades donde habitan. Eso de que desplazan las unas a las otras













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